miércoles, 29 de junio de 2011

Mi primer Le Mans, mi primer SOLO

 Le Mans 2011 SOLO

Desde que en marzo del 2009 me puse mis primeros patines he escuchado historias de las 24H Le Mans Roller, que si la vuelta de reconocimiento, los turnos, la cuesta Dunlop. En especial la del año 2008 cuando Jesús y Guifré la hicieron en solitario. Algo incomprensible para mi.

Poco a poco fui mejorando en el patinaje, pasadome por la cabeza él realizarla. Estuve a punto en el 2010, pero la poca preparación y el Camino de Santiago me pasaron factura, pasando mi inscripción a Ramón quien la realizó ese año.

Este año tenía que hacerlo, así que me fui preparando, tanto física como mentalmente. Entrenando varias horas, en especial la manera de patinar para evitar los fuertes calambres que suelen dárseme en los pies, mi punto débil. Mi exceso de peso en otro punto en contra que he tenido. Al final lo que realmente me ha impedido mejorar ha sido la rodilla, que debido al exceso de peso me dio problemas a primera hora de la noche del sábado obligándome a parar más de lo que yo hubiese querido.

Tuve muchos fallos, sobre todo con la comida, No comí en condiciones los dos días antes y en la carrera comía lo que tenía, aunque bueno, no lo recomendable. Ténia que haber ido a uno de esos chiringuitos que tenían pasta y cosas así. No fue hasta que tomé una barrita energética que me puse a tono, pero ya la rodilla no me dejaba mejorar.

Me llevé la cama plegable.... me ayudó a descansar, aparte de poder ubicar mi minúsculo espacio en el box. Las cajas que utilicé, separando los patines del resto de cosas, me fueron de gran ayuda. Para Le Mans va bien una nevera eléctrica ya que no encontré ningún lugar donde me vendieran hielo. Con el agua no tuve problemas, la que dan en el punto de avituallamiento la recogía en la vuelta que salía y así dosificaba lo que bebía, aunque teníamos grifos a pocos metros con agua potable. Los sobres de recuperatión me fueron muy bien y el resfrescarme los pies en cada descanso.

Tendría que haber puesto la silla en la pista, en el lugar reservado para los “solos” y una sombrilla si la hubiese tenido. Jesús me comentó una vez que se paraba justo en el mismo lugar unos minutos, así bajaba las pulsaciones y se enfrentaba con la cuesta Dunlop. Tendría que haberla utilizado más veces... tendría... tendría... maldita palabra.



Lo importante es que lo he hecho y desde aquí agradecer a todos aquéllos que me animaron, a los que al pasar por mi lado me alentaban, muchos patinadores anónimos, pero que tienen un sitio en mi corazón.
A los que me llamasteis loco... ajo y agua... no sabréis nunca que se siente al pasar después de 24 horas la línea de meta.


Solo añadir que ha sido muy gratificante, una experiencia única.


Ahora a por Calafat